Para algunos de nosotros, una buena noche de sueño no se tiene tan fácil. Encontrar (y seguir) una rutina regular antes de dormir que funcione para ti puede hacer que sea más fácil no solo quedarte dormido, sino también tener un sueño más saludable y recuperador.

Los hábitos regulares antes de acostarte, como el té caliente, apagar la luz azul y tomar un suplemento de melatonina, son formas comprobadas de prepararte para irte a la cama. Tenemos otro para agregar a la lista: estiramientos nocturnos.

Tu sistema nervioso controla tus músculos, al igual que tus respuestas al estrés. Es por eso que sentirte emocionalmente tenso va de la mano con los músculos que literalmente se ponen tensos.

Estirar es una forma natural de liberar endorfinas y preparar a tu sistema nervioso para relajarse. No solo alivia la tensión muscular, sino que también puede ayudar con el dolor o los calambres relacionados con el sueño que pueden mantenerte despierto por la noche.

Sentirte más tranquilo antes de acostarte no solo te ayuda a conciliar el sueño más rápido, sino que te mantendrá dormido por más tiempo y mejorará la regeneración que tu cuerpo y mente experimentan durante la noche. Aún mejor, tu cuerpo se sentirá naturalmente más fuerte y más flexible cuando te despiertes a la mañana siguiente también.

Asegúrate de ser sutil si te estás estirando para relajarte y preparar tu cuerpo para dormir. Un gran entrenamiento nocturno tendrá el efecto contrario y te mantendrá despierto. Hazlo lento y pausado, combina tu rutina de estiramiento con cualquier diario o meditación antes de acostarte que ya estés haciendo, y te quedarás dormido en poco tiempo.